Creo que el libro de Rut le habla a muchas mujeres. Una mujer de Moab, y sorprendentemente de la estirpe misma de la monarquía davídica; su hijo Obed fue el abuelo paterno de David. Es nuera de Noemí, mujer generosa y sabia en consejos con un destino al que enfrenta valerosamente.
El libro de Rut te prepara para los desastres. Te enseña que el amor de Dios es para con todos los justos y amorosos; no solo para los que pertenecen al pueblo de Israel.
Quizás muchas personas se identifican con Noemí o con Rut. Noemí quiere regresar a Israel, donde la situación de las viudas y las ancianas y los pobres no es la mas apropiada. Rut no decide abandonarla, y se va con ella a un pueblo donde su situación no va ser nada favorable, como para Noemí. Pero la fidelidad y la solidaridad, que son síntomas del amor de Dios se reflejan en esta historia.
No voy a escoger versículos. Voy a escoger el libro; porque muchas mujeres entregadas a sus labores diarias, de sobrevivir y actuando bajo el temor de Dios merecen las mejores bendiciones de nuestro Señor Jesucristo.
Rut y Noemí a través del tiempo resistieron a muchas embestidas de la vida. Dios actúa en el momento preciso en cada instante de tu vida. Si eres fiel a su Palabra a su Ley, tus labores diarias se convertirán en satisfacción y regocijo para con Dios. Rut recogía en el campo las espigas que regaban los segadores. La Gracia estaba con ella. No se avergonzaba de su tarea.
De hecho Dios ajusta una cosa con otra. Traza líneas de oportunidad que encajan perfectamente con la Promesa que tu tienes y que Dios te esta dando. Eso era lo que le tenía a Noemí. Noemí hace que Rut tome conciencia de sus razones y le da consejos e indicaciones para que ella misma haga valer sus derechos de su pariente más cercano.
Fueron mujeres muy apacibles, sosegadas a sus quehaceres y estuvieron siempre fieles con el Señor. Para mi, Rut representa anticipadamente el valor universal, de la profecía de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo.
Cristo te ama.