La necesidad de orar es evidente. Cuando te despiertas, durante el día, cuando recibes tu alimento, cuando vas a la iglesia, cuando ministras, cuando ayunas, cuando te congregas, en la noche antes de dormir, cuando el Señor inquieta tu sueño, sientes la necesidad de orar.
Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo y retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal. 1 Tesalonicenses 15:16-22
Cuando abres tus ojos, te das cuenta del nuevo día. Das cuenta de las personas que hay a tu alrededor. Las que amas. Los que te aman. Procuras orar por tus familiares, tus vecinos, tus compañeros de trabajo. De pronto nos olvidamos por un momento de lo que sucede en el barrio, en tu ciudad, en tu nación….o en el mundo.
Nos encaminamos a olvidarnos de las guerras, de los desastres generales, de los terremotos, de aquella maldad que carcome al hombre. De la terrible situación de millones de personas en el mundo. Miremos a nuestro alrededor, veamos mas allá, la necesidad de un sinnúmero de personas es indudable. Los rumores de guerra, los ancianos, mujeres y niños victimas del apremio codicioso del hombre por ensanchar su poder. Oremos por todas ellas. Oremos por las naciones. Pidámosle a Dios por medio de Jesucristo y a través del Espíritu Santo misericordia, perdón de pecados…..
Hoy quiero hacer extensivo un mensaje; LA NECESIDAD DE ORAR. ¿Cuál es la herencia que vas a dejarle a tus hijos? O a los hijos de tus hijos?. Oremos por aquellos que necesitan la Palabra de nuestro Señor Jesucristo.
Hace un tiempo Jesús nos dijo : Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Si te es difícil orar, repite lo que el Señor nos enseño:
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga tu Reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
No nos metas en tentación,
sino líbranos del mal,
porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria,
por todos los siglos. Amén”.
Gracias, porque hoy el Señor ha inclinado su oído y ha escuchado tu oración.
Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas, y con denuedo hable de él como debo hablar. Efesios 6:18
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.