"Era un muchacho de buen corazón. Pero tenía algunos hábitos que no sabia como desarraigar de su vida. Hasta que un día su papa lo llevo al amplio jardín de la casa y le mostro tres arbolitos: uno muy pequeño, otro algo crecido y un tercero bastante desarrollado. El padre le pidió a su hijo que arrancara con la mano los tres arbolitos.
El muchacho empezó por el más pequeño y lo arranco con toda facilidad. El segundo le dio bastante mas trabajo. Pero cuando llego el tercero le fue imposible arrancarlo. Las raíces ya eras profundas y estaban muy afirmadas en la tierra. Entonces el padre le dijo: Hijo mío, eso mismo pasa con tus vicios. Si los arrancas de tu corazón, ni bien aparecen, te veras libre de ellos. Pero si dejas que echen raíces difícilmente los podrás quitar de tu vida".
“Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos” Hebreos 12:14
Si no sabemos detectar a tiempo nuestros defectos de carácter, no podremos alejarlos de nuestro corazón con relativa facilidad. Pero cuando dejamos que el vicio crezca, restándole importancia, llega un momento cuando nos domina y deforma nuestra personalidad. Entonces cuando queremos reaccionar, tal vez descubrimos que es demasiado tarde.
Si dejas que las raíces del mal crezcan dentro de tu vida, eso te conllevara al fracaso y a la desdicha.
La pregunta es ¿Reconoces algún defecto o algún error, o algún habito traicionero en tu vida? No lo dejes crecer. Apártalo cuando todavía es posible antes que crezca y te domine.
Hay una parte de la escritura que es OBLIGANTE para todo aquel que piensa en el dinero:
Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores. 1 de Timoteo 6:10.
Ahora… detecta a tiempo tu defecto, para que puedas arrancar de raíz esos males.
Cristo te ama.