Sin duda
alguna, cuando te miras al espejo ves algo muy bello, realmente bonito; muchos
sonreirán, o tratarán de interponer un elemento de duda en su semblante; por lo
menos eso dice mi esposa cuando me levanto sin haberme afeitado el día anterior.
Pero aquí lo
importante es, que cuando te miras al espejo, ves una hermosa criatura de Dios,
hecha para un propósito aquí en el planeta.
En muchas
personas Dios ha puesto su “gracia”. La palabra “gracia” viene del griego (járis); el equivalente a “jaris” en el hebreo es
el sustantivo “hen” que enuncia la idea de “favor o benevolencia”. En la
antigüedad hablar de la gracia era hablar de cortesía, encanto etc; por otro
lado se empleaba para describirse a algo bondadoso, algo que tenía un carácter
compasivo. Algunos creían y aun creen que la gracia es una fuerza recóndita;
pero no.
Permíteme decirte que la gracia la podríamos definir como la presencia
especial de Dios en ti. Es la intervención que Dios tiene en ti, cuando estas
oprimido; es el favor inmerecido que Dios pone en ti. Por medio de ella es que
Dios obra; es por eso que Pablo dice que su gracia fue dada en Cristo Jesús.
La gracia puede
ser lo más agradable que tenga el débil. Es lo que lo hace grato. Por ejemplo,
a Jacob ante Esaú, a José ante el faraón, a Rut ante Booz, y otros ejemplos
más.
La palabra dice
que Dios mostró su favor para con su pueblo Israel. A pesar de ser un pueblo
terco y desobediente, la misericordia de Dios siempre estuvo presente.
Por medio de la
Gracia es que tú sales adelante; no con tus propias fuerzas, sino por medio del
Amor de Dios.
En Lucas 2:40
encontramos una de las descripciones perfectas de Jesús: El niño crecía y se
fortalecía, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios era sobre él.
Dios nos muestra que nos
orienta por medio de Su gracia divina. Nos sitúa hacia los oprimidos, a los
pecadores, para ayudarles, para que se arrepientan y conozcan de Su palabra.
No es tu actitud amorosa, no
es tu obrar generoso; es la Gracia de Dios en ti. Mira tu rostro a un espejo,
por muy risible que sea, en el lugar donde te encuentres, en la situación por
la que estés pasando, Dios está en ti y saldrás adelante.
Ni el conocimiento o belleza
terrenal, podrán estar por encima de ese favor inmerecido que recibimos de
Dios, Su gracia; Su gracia, la que nos alienta, nos hace seguir adelante, nos
da la sabiduría de lo alto, la que abre puertas, rompe cadenas y excede todo amor.
Gracias por tu Gracia Señor
Jesucristo. Gracias.
Dios te continúe
bendiciendo.