jueves, 27 de diciembre de 2007

UNA EXPERIENCIA MARAVILLOSA


Un momento en mi vida...y que jamás olvidaré... fue la de escuchar la Palabra de Dios a través de un Pastor que había declarado Profeta a un niño, en una congregación pequeña a la que yo frecuentaba en ocasiones. Esa tarde no sabía si creerlo o no. A ese chiquillo yo solía darle clases de matemáticas. Era un chico ingenuo, inocente, de aquellos que suelen tener sueños efímeros.
Al siguiente día, recuerdo que ese mismo niño me señaló y me dijo que pasara al frente y allí fue el derramamiento. Las palabras que me dijo El Señor a través de ese niño declarado Profeta penetraron hasta lo más profundo del espíritu. No era el niño quien hablaba; porque fueron palabras con sentimiento de virtud, palabras con sabiduría espiritual, con Poder sobrenatural, palabras de aviso, de convencimiento, palabras de Alivio. En la Biblia lo dice Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 1 de Corintios 14:3. Ese día lloré como un infante. Lloré como jamás había llorado. Sentí un amor, sentí un abrazo, sentí un manto.
Ese capitulo había marcado mucho mi vida. Hoy tengo que confesarlo, tengo que revelarlo; Jesucristo es Nuestro Salvador, hoy y para siempre.
En los días posteriores, existía un sentimiento de desconcierto en mi vida. Le preguntaba al niño, como él se había expresado de una manera tan elocuente, locuaz y florida, y sobre todo, como podía haber hablado con tanta autoridad. Me dijo que escuchaba una voz, y repetía lo que la voz le decía. Continué preguntándole – y como era esa voz -, su respuesta fue sencilla y espontánea, me dijo –como una VOZ DE ESPERANZA-.
Esa mañana, en ese año, en aquella habitación, El Señor me escogió, me hablo de Pilares, me habló de columnas, me hablo de promesas. De cantos, de honra, de poder, de un rugir a su Nombre.
Después de esta experiencia, vinieron muchas más confirmaciones de su Promesa y su Fidelidad.
Hoy comparte su amor conmigo, es Mi gran Amigo, es Fortaleza, es Escudo, es Fuerza.
Y leelo mi estimado amigo o amiga, Él también lo hace por ti.

No hay comentarios: