sábado, 1 de febrero de 2014

LA GRACIA DE DIOS EN TÍ




Sin duda alguna, cuando te miras al espejo ves algo muy bello, realmente bonito; muchos sonreirán, o tratarán de interponer un elemento de duda en su semblante; por lo menos eso dice mi esposa cuando me levanto sin haberme afeitado el día anterior.


Pero aquí lo importante es, que cuando te miras al espejo, ves una hermosa criatura de Dios, hecha para un propósito aquí en el planeta.


En muchas personas Dios ha puesto su “gracia”. La palabra “gracia” viene del griego (járis); el equivalente a “jaris” en el hebreo es el sustantivo “hen” que enuncia la idea de “favor o benevolencia”. En la antigüedad hablar de la gracia era hablar de cortesía, encanto etc; por otro lado se empleaba para describirse a algo bondadoso, algo que tenía un carácter compasivo. Algunos creían y aun creen que la gracia es una fuerza recóndita; pero no. 


Permíteme decirte que la gracia la podríamos definir como la presencia especial de Dios en ti. Es la intervención que Dios tiene en ti, cuando estas oprimido; es el favor inmerecido que Dios pone en ti. Por medio de ella es que Dios obra; es por eso que Pablo dice que su gracia fue dada en Cristo Jesús.


La gracia puede ser lo más agradable que tenga el débil. Es lo que lo hace grato. Por ejemplo, a Jacob ante Esaú, a José ante el faraón, a Rut ante Booz, y otros ejemplos más.
La palabra dice que Dios mostró su favor para con su pueblo Israel. A pesar de ser un pueblo terco y desobediente, la misericordia de Dios siempre estuvo presente. 



Por medio de la Gracia es que tú sales adelante; no con tus propias fuerzas, sino por medio del Amor de Dios.
En Lucas 2:40 encontramos una de las descripciones perfectas de Jesús: El niño crecía y se fortalecía, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios era sobre él.


Dios nos muestra que nos orienta por medio de Su gracia divina. Nos sitúa hacia los oprimidos, a los pecadores, para ayudarles, para que se arrepientan y conozcan de Su palabra.


No es tu actitud amorosa, no es tu obrar generoso; es la Gracia de Dios en ti. Mira tu rostro a un espejo, por muy risible que sea, en el lugar donde te encuentres, en la situación por la que estés pasando, Dios está en ti y saldrás adelante.


Ni el conocimiento o belleza terrenal, podrán estar por encima de ese favor inmerecido que recibimos de Dios, Su gracia; Su gracia, la que nos alienta, nos hace seguir adelante, nos da la sabiduría de lo alto, la que abre puertas, rompe cadenas y excede todo amor. 

Gracias por tu Gracia Señor Jesucristo. Gracias.

Dios te continúe bendiciendo.

2 comentarios:

se tu el cambio dijo...

Muy bien las reflecciones

ABEL ADAN dijo...

Estimado Enrique:

Gracias, la honra sea para nuestro señor Jesucristo.

Dios te bendiga.