jueves, 29 de enero de 2009

¿CONOCES REALMENTE A DIOS?

Comúnmente en todas las iglesias del mundo nos formulamos una pregunta. ¿Conoces realmente a Dios?

Te quiero decir que la prueba que realmente le conoces la encuentras aquí:


En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que guarda su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo
. 1 Juan 2:3
Repasemos Marcos 12:28

"Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.

Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle".

En Deuteronomio 6:4-5 dice “Oye Israel; Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” Observamos que Mateo cambió “con todas tus fuerzas” por “con toda tu mente”. Y Marcos incluyó “fuerzas” y “mente” diciendo “con toda tu mente y con todas tus fuerzas”, uniendo así el mundo hebreo con el mundo griego.

En hebreo dice “fuerzas”, pero como estos evangelios estaban destinados al mundo griego, donde el conocimiento era lo más importante, se tradujo “con toda tu mente”, porque en definitiva, las fuerzas surgen de una actitud mental. Si pensamos que somos débiles, nuestra fuerza será reducida y seremos débiles. La fuerza se genera en la mente.

Nuestras obligaciones con nuestro prójimo son: (1) Debemos dar sin avergonzar y sin crear dependencia. En la cosecha y en la vendimia los dueños del campo no debían llevarse todo, debían dejar algo para el pobre y el extranjero, para que ellos recojan por sí mismos. El pobre y el extranjero no debían pedir, sino trabajar recogiendo lo que “sobraba”.(19:9-10) (2) Debemos ser honestos: “no hurtaréis, no engañaréis ni mentiréis” (3) Debemos ser considerados “No oprimirás a tu prójimo...No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana” (4) Debemos ser leales e íntegros “No maldecirás al sordo (es decir, no hablarás mal de él cuando no puede escucharte) y delante del ciego no pondrás tropiezo” (5) Debemos ser justos. No nos engañemos, favorecer solo al pobre es también un pecado. “No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande...” (6) Debemos cuidar su dignidad y la vida “No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo” (es decir: el chisme es un atentado a la vida) (7) Debemos amar a nuestro prójimo “No aborrecerás a tu hermano...no te vengarás, ni guardarás rencor...sino amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Porque Jesús quería enseñar el valor de la simplificación y la selección de lo que es realmente más importante. Los rabinos decían que había 613 mandamientos particulares, y de ellos, 248 eran positivos y 365 eran prohibitivos. Para Jesús todo se resumía en el amor. El amor a Dios y el amor al prójimo. Como dijo el apóstol Pablo “si no tengo amor, nada soy”.

Si no tienes amor, no conoces a Dios.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna

Cristo te ama.

viernes, 16 de enero de 2009

EL DIOS DE PAZ


Hace unos meses había escrito sobre la mente en Cristo; la mente en Cristo que trae la Paz de Dios. Esa Paz de Dios que sobrepasa cualquier barrera, que limpia tu atmósfera en Oración, que te deleita serenamente.


Siempre ha retumbado en mi mente los versículos del libro de Filipenses. -Regocijaos en el Señor siempre-, nos dice Pablo. Cuando me regocijo en el Señor hay una alegría expansiva, un júbilo que solo Él merece. Te llena, te encanta, te embelesa; y he allí cuando tu angustia desaparece….


A diario somos bombardeados por publicidad, por noticias extrañas, en la radio, en la televisión, situaciones que juegan mucho con nuestras emociones; pero nuestro Señor Jesucristo es Maravilloso; nos ha dado la llave para abrir esa puerta a lo que es Verdadero y Justo.


No puedes alimentarte a diario de la Palabra, si a diario sois abrumados o acosados en nuestra mente. Tu cerebro mira con atención todas las cosas que hay a tu alrededor; a veces guarda y advierte sobre tu consciente o inconsciente. Puede que una publicidad te altere la voluntad y tu carácter cognitivo queda sujetado a lo que percibiste.


Por eso te digo estimado amigo, que día por día, lee la Palabra de Dios, suminístrale al cuerpo, a tu templo, a tu mente la Palabra de Dios y tendrás lo siguiente:


Detendrás toda duda que el enemigo quiera imponerte.

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”.

Te vestirás de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobernará en tú corazón, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo.

Tendrás entrada por un mismo Espíritu al Padre, por medio de Jesucristo Nuestro Señor.

Tendrás seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en Él.

Gozarás con Oración y ruego, con acción de gracias.

Serás edificado para morada de Dios en el Espíritu.

Tendrás como fundamento a Jesucristo nuestro Señor y harás Su Voluntad

La justicia de Dios irá delante de ti, y su Gloria será tu retaguardia.

Y mucho más sosiego de Su Palabra.


En que hay que pensar? Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Y el Dios te paz estará con vosotros.


Está es Su Promesa. La Promesa del Espíritu Santo cuando nos dice:

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: “Voy, y vuelvo a vosotros”.


Cristo te ama.